lunes, 17 de diciembre de 2012

Fin del Mundo

Luego de un tiempo sin plantarme frente a un computador con fines novelísticos, me empeño en plasmar aquí, algo que ha pasado por mi cabeza hace un tiempo, pero que luego de leer una publicación de alguien muy querido para mi, ha sido el precipitante e idea principal, para que lo haga. Tengo pena, rabia, angustia, cólera y un poco mas de rabia y pena. Me provoca "melancolía" creer o siquiera soñar, que el mundo pueda llegar a acabar. No es que las personas sean "mi creación divina favorita", ni mucho menos que posea esperanza de que en el fondo todo pueda cambiar, en ese caso ¿Que es lo que me pasa? Siento que no estoy preparada para desaparecer, sea frente una gran llamarada, un meteorito, una nueva era glaciar o simplemente, desvanecerme ante ustedes. Tal vez, la vida no sea perfecta, tal vez los humanos merecemos morir, renacer, morir de nuevo y renacer después, con el fin de volver a aprender, volver a entregarse, volver a saborear los instantes. Quien sabe. Detenerse a pensar en la muerte no es algo que haya hecho antes. Soy cobarde. Mi esencia es cobarde. Mi alma es cobarde y mi mentalidad es débil. Mi vida tal vez, no haya pasado mas allá de los treinta y algo o principio de los cuarenta, debido a una falla renal o multiorgánica, tal vez un atropello o una desgracia, pero ¿que ocurre cuando en realidad tu espíritu por seguir en pie sigue dando la pelea y no se rinde porque simplemente, no quieres morir? ¿como explicarle a la conciencia que todo ha acabado? Siempre he pensado en mi misma como una muñeca de trapo, que es capaz de soportar los golpes, pero no cuando las emociones se salen de control y nublan la visión de futuro. También, me he visto como una puesta de sol, inalcanzable y extrañamente familiar. Quizás mis instintos narcisos hagan ver esto con un toque de ironía leve, pero lo digo en serio. Pocas personas saben y conocen lo frágil que soy, como no aguanto las penas de otros, como no aguanto siquiera mis propias penas. Pero volviendo al tema, el mundo es un lugar oscuro y sombrío, reacio y "azaroso", en constante incertidumbre, pero peor aún, estático. Sin embargo, disfruto ver sus tardes, su inmenso sol, su lluvia torrencial,sus colores, su viento entre el cabello, sus pintorescos lugares y el amor que conforma una amplia gama de aspectos, pues aunque me cueste reconocerlo, el amor es aquello por lo cual vivimos, nuestro motor, nuestro anclaje. El fin de tanta "palabreria" o discurso, es que tendría pena que todo desapareciera sin dejar rastros ni testigos que puedan afirmar que "una sola persona, es capaz de cambiarlo todo"... Cambiarlo absolutamente todo. Feliz 21 de Diciembre.

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