jueves, 8 de julio de 2010

... Estrella

Santiago, Chile. Hora exacta 01:33 y en realidad hace bastante Frío.

Por la mañana, un misero examen provoca mi desvelo, después de una seguidilla de buenas noticias, pero ¿porque no me siento feliz?¿un poco contenta?
Muchos años han pasado y creí haber enterrado un baúl atestado de recuerdos dolorosos al mar del olvido... Y aquí estamos nuevamente.
Recuerdo que de pequeña, tuve la fortuna de conocer el mito de las estrellas fugaces. Paradojas de enamorados, creí primeramente.
Años pasaron y si, presencie su misterioso fulgor y cerré mis ojos brevemente, entrecrucé mis dedos frente al corazón y en voz baja pedí un deseo.
A quien le importa realmente el deseo.
Cuando pequeños, la vida era tan fácil como cerrar los ojos y creer en que los milagros ocurrían, que un sueño incorpóreo se convertiría en realidad sin siquiera saber realmente, cuanto lo anhelábamos.
Poco a poco la sociedad te impacta contra un muro nihilista, donde debes esforzar cada segundo de tu vida, para ser alguien, conseguir brillar por encima del resto.
¿Donde quedan realmente los sueños?
En competencias, palabras insensibles, cartas sin destinatario, lágrimas, enojos involuntarios.
Cada vez nos deshumanizamos mas y mas, sin siquiera notarlo.
No logramos ver tras las gafas estereotipadas que nos han impuesto.
No logramos disfrutar nuestros ascensos, puesto que cada caída, cobra interés.
¿Donde han quedado las estrellas y las nubes de algodón?
En aquel baúl, desenterrado y pisoteado mil veces, puesto que tenemos prohibido soñar y extender nuestras alas.
No somos Dios, y no podemos pretender serlo.


"Comprendi que las estrellas no conceden deseos & los libros si... Es mas facil creer en lo primero"