viernes, 8 de marzo de 2013

Él

El se escondía tras una sombra que opacaba todo asomo de alegría, gustaba de tardes melancólicas y de melodías pasadas de moda. Nunca se detenía a mirar atrás y trataba a todos con elegante indiferencia. Sus ojos eran gélidos y sus pasos cautelosos; siempre decía que tropezar, no estaba permitido, al menos no para el. Su rostro, era suave, inexpresivo, pero tiernamente conocido. Sus manos eran capaces de tocar bellas melodías y su voz, erizaba la piel con solo escucharla. Sin embargo, no es reconocido como el hombre perfecto. Siempre hay un pero, ¿No?