jueves, 24 de junio de 2010

...


Pocos días cambiaron el flujo de una relación inmanejable.

Eras perfecto, ante mis cambios de humor constante.
Disfrutabas ver las nubes balancear en aquel manto grisáceo.
Eras un sol desmesurado... Eras también la luna de cada noche.
Eras el principio y final de cada termino,
así también, el aire cálido al despertar.
Eras un buen tipo. Sincero, apático y un tanto frió.
Eras como un niño irreprochable.

Una vez creíste conocerme en el anden del tren, estabas equivocado.
También yo creí verte caminar hacia mi, con aquel andar de ensueño,
nuevamente, solo era un sueño.
Sin embargo, hoy he vuelto a ver, y ahí estas... Siempre lo haz estado.
Tu mirada me evita y veo como tu corazón ya no es el mismo.
Lo siento.

Una vez prometí volver a escribir, eras una buena inspiración...
Y aquí estoy...
Quizás no escribiendo un verso, ni rima.
Pero si, pidiendo las disculpas pertinentes del porque te abandone.
Siempre fuiste mi sueño...
Y personas como yo, solo los estropean.